De Marla Moreno, 24 de Octubre de 2017.
Blog Am-arte: https://m.facebook.com/amartemb/
Supongo que mi número favorito es el 13 para reírme de la mala suerte, y quizá por lo mismo, siempre que puedo, subo a escenarios vestida de amarillo, aunque lo odie. Abro paraguas en sitios cerrados porque no sólo llueve ahí fuera.
Siempre soy yo la que cruza delante de los gatos negros y no al revés, para ver si con suerte me regalan alguna de sus siete vidas.
He roto espejos porque la torpeza me viene de fábrica. No sólo paso por debajo, también bailo en las escaleras, cuento los peldaños y los bajo de dos en dos, porque siempre he querido ganarle tiempo al tiempo. Tiempo al tiempo, que eso todo lo soluciona. Me gusta jugar con la sal porque sabe a mar, la he derramado más veces de las que puedo contar. Sabe a mar. Sabe amar. Porque esa es la única cosa que no quiero dejar de aprender nunca. Amar.
Amarte. Am-arte.
Y es que estoy harta de ver cómo la gente ni siquiera lo intenta, porque para conseguirlo hay que tener mucha "suerte". Y es que la suerte, señores, está en uno mismo.
Hoy quiero que seas tú quien sople la vela, quiero que cierres los ojos y pidas un deseo muy fuerte. Quiero que pienses en qué te va a hacer feliz, y ahora que lo tienes en mente, olvídate de soplar, de las estrellas fugaces o de tirar monedas a las fuentes, no pidas deseos. Sal ahí y cúmplelos.
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Siempre soy yo la que cruza delante de los gatos negros y no al revés, para ver si con suerte me regalan alguna de sus siete vidas.
He roto espejos porque la torpeza me viene de fábrica. No sólo paso por debajo, también bailo en las escaleras, cuento los peldaños y los bajo de dos en dos, porque siempre he querido ganarle tiempo al tiempo. Tiempo al tiempo, que eso todo lo soluciona. Me gusta jugar con la sal porque sabe a mar, la he derramado más veces de las que puedo contar. Sabe a mar. Sabe amar. Porque esa es la única cosa que no quiero dejar de aprender nunca. Amar.
Amarte. Am-arte.
Y es que estoy harta de ver cómo la gente ni siquiera lo intenta, porque para conseguirlo hay que tener mucha "suerte". Y es que la suerte, señores, está en uno mismo.
Hoy quiero que seas tú quien sople la vela, quiero que cierres los ojos y pidas un deseo muy fuerte. Quiero que pienses en qué te va a hacer feliz, y ahora que lo tienes en mente, olvídate de soplar, de las estrellas fugaces o de tirar monedas a las fuentes, no pidas deseos. Sal ahí y cúmplelos.
Yo solía tirar monedas, buscar tréboles y soplar pestañas de mis pulgares pero me dí cuenta que era la sal, los espejos rotos, los gatos negros y las grietas de un corazón dañado. Hasta que apuntando un constelación te ví, y me di cuenta que tu tenías mi suerte, esa que me habían robado hace mucho tiempo.
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